1 de diciembre de 2009

AnalgésicoS

El Dolor es un mecanismo protector o defensivo, es un síntoma de alarma. Este mecanismo nos permite vivir defendiéndonos de continuas agresiones o traumatismos que acabarían lesionando nuestro organismo. Por ejemplo, si no se produjera dolor tras una fractura en una pierna se seguiría utilizando ese miembro, lo que causaría lesiones muy graves.
La respuesta dolorosa se produce por diversos tipos de estímulos, de forma que el dolor no se trata exclusivamente con analgésicos, sino también con otras intervenciones terapéuticas. Por ejemplo, el dolor epigástrico debido al reflujo gastroesofágico se calma con antiácidos o fármacos que reducen la acidez gástrica.
  • Los Analgésicos los podemos clasificar en:
  1. Analgésicos-narcóticos (opiáceos)
  2. Analgésicos-antitérmicos, incluidos también en el grupo de fármacos AINES (antiinflamatorios no esteroideos)
Los Opiáceos se utilizan para el tratamiento del dolor de mediana a gran intensidad, como son la codeína, el tramadol, la morfina o la metadona. Esta última No debe emplearse como analgésico porque se acumula en el organismo, sin embargo está indicado para atenuar el síndrome de abstinencia de los pacientes heroinómanos.Algunos opiáceos son tan potentes que se usan de modo casi exclusivo en la anestesia general, como son el fentanilo, alfentanilo, sufentanilo y remifentanilo.
En caso de intoxicación aguda por mórficos está indicada la Naloxona.

Los Analgésicos-antitérmicos no tienen propiedades narcóticas, es decir, que no producen somnolencia, sedación ni euforia y que, por tanto, no causa adicción.
Este grupo incluye 3 grupos de fármacos: El ácido acetilsalicílico (Aspirina®), el Paracetamol y las pirazolonas como el Metamizol (Nolotil®).

El Paracetamol es el primer antipirético recomendado, en dosis terapéuticas está libre de efectos adversos, sin embargo si se aumenta excesivamente la dosis es hepatotóxico y tampoco es el antipirético más eficaz. La aspirina® tiene una acción antiagregante plaquetaria a determinadas dosis estando contraindicada en casos de úlcera gastroduodenal y en los menores de 16 años pues está demostrado que existe una relación con el síndrome de Reye (encefalopatía aguda y problemas hepáticos).

Debe evaluarse cuidadosamente el dolor de la persona antes y después de la administración del analgésico.



Bibliografia: Farmacología Clínica para Enfermería, 4ª edicción, McGrawHill.

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